La Rondeña es un palo flamenco originario de la localidad malagueña de Ronda. Al igual que el resto de palos flamencos malagueños, rondeña es anterior al flamenco mismo y llegó a incorporarse a él durante el siglo XIX.
Tiene su origen en el Fandango malagueño Según los expertos, su nombre no proviene de la ronda de la noche como algunos creen, sino que solo deriva su origen de la ciudad de Ronda. Se expandió enormemente por toda Andalucía durante el siglo XIX, por lo que muchos turistas extranjeros de la época se refirieron a ella, relatados después de sus viajes.
El cante ha evolucionado en los últimos tiempos, siendo menos sobrecargado con melismi y un poco más lento al principio. Es una composición sin compás, "ad libitum" y cuyas letras (letras) se identifican mucho con la vida campestre. Es una estrofa (copla) de cuatro versos de Bronce generalmente con rima consonante, que se convierten en cinco para la repetición normal de la segunda, o incluso sin repetición.
Su danza, inicialmente carente de compás, cuenta con un compás abandolao. Otros tomaron el ritmo de taranto, presentando notables similitudes con este, siendo la rondeña, a pesar de todo, más abierta y evocadora.
Entre sus mayores representantes están: Miguel Borrull padre, siendo uno de los precursores y Ramón Montoya, siendo este el primer gran intérprete que amplió el estilo. Ya en el siglo XX surgieron Manolo Sanlúcar en el toque y cantores como Fosforito, Antonio de Canillas, Alfredo Arrebola, Jacinto Almadén, Juan de La Loma, Enrique Orozco, Antonio Ranchal, Rafael Romero, José Menese y Cándido de Málaga.