My life in Ruins es una película griega de 2009 dirigida por Donald Petrie y protagonizada por la actriz Nia Vardalos.
Georgia, un profesor de griego estadounidense que se mudó a Grecia por trabajo, se ve obligado a trabajar como guía turístico debido a los recortes económicos de las universidades. La propietaria de la agencia, María, muestra abiertamente que prefiere a su colega Nico y le concede todos los privilegios posibles (clientes educados y tranquilos, Hoteles de lujo, autobuses cómodos), dejando a Georgia alojamiento precario y turistas destartalados. La mujer lleva a cabo su trabajo rígidamente, y la mayoría de las veces sus explicaciones eruditas y formales son ignoradas por los clientes, que pasan tiempo comprando recuerdos y comiendo helado. Un día se encuentra liderando un grupo de turistas aburridos: una pareja inglesa con su hija adolescente eternamente descontenta, una pareja estadounidense de mediana edad, un chico soltero que no puede prescindir de su Blackberry y un par de Australianos. Georgia entonces decide renunciar y envía una carta de renuncia a María, pero la anciana turista Irv abre los ojos, mostrándole otra manera de hacer su trabajo mientras se divierte y divierte al séquito. Georgia recupera su pasión por su trabajo y también se enamora del piloto Poupi, que se ha sentido atraído por ella durante algún tiempo. Georgia, al final del viaje y ayudado por su grupo de turistas, logra que Nico sea despedido y para su sorpresa recibe una carta de empleo de la Universidad de Michigan. Sin dudarlo, la mujer rechaza la asignación y en su lugar acepta la propuesta de un aumento en el salario que le ofrece Mary.