La salamandra gigante Japonesa (Andrias japonicus) es endémica de Japón, donde es conocida como Ōsanshōuo (大ンシ ?ウウ/ / 大山??) . Con una longitud de casi 1,5 metros es la tercera salamandra más grande del mundo, siendo superada solo por la muy similar y estrechamente relacionada salamandra gigante China (A. davidianus) y salamandra gigante del Sur de China (A. sligoi).
La salamandra gigante japonesa, que vive solo en arroyos con aguas claras y frías, es un animal completamente acuático y nocturno. Si está amenazada, puede secretar una sustancia de aspecto lechoso con un fuerte olor a jengibre (de ahí el nombre vulgar de la especie en el idioma japonés). Tiene muy mala vista y por esta razón confía en nódulos sensoriales especiales colocados en su frente para detectar incluso el más mínimo movimiento en el agua. Se alimenta principalmente de insectos, ranas y peces. Con un metabolismo muy bajo y carente de competidores naturales, es una especie de larga vida; el registro pertenece a un espécimen que vivió en Natura Artis Magistra, en los Países Bajos, durante 52 años.
La salamandra gigante japonesa fue descubierta por primera vez por los europeos cuando un médico que vivía en la isla de Dejima, cerca de Nagasaki, Philipp Franz von Siebold, capturó un espécimen y lo envió a Leiden, Países Bajos, en la década de 1820.
El ciclo de vida se asemeja al de otros Urodeles, excepto que la especie no se mueve al continente, sino que continúa la vida acuática incluso en la edad adulta. Los animales hacen una migración anádroma, subiendo por los cursos de agua hasta las montañas para aparearse y poner huevos, que son los más grandes entre los anfibios. De los huevos emergen larvas acuáticas y ramificadas, que luego se convertirán en adultos.
La especie habita en los arroyos y ríos de las Islas de Kyūshū, Honshū y Shikoku en Japón. En el pasado era objeto de pesca y buscado como alimento; actualmente su pesca está prohibida. Sin embargo, la salamandra gigante en Japón está amenazada por la contaminación del agua, la pérdida de hábitat, debido entre otras cosas a los cambios en los arroyos y la construcción de presas, y el número excesivo de capturas. La UICN la considera una especie casi amenazada, y está incluida en el Apéndice I del Apéndice I de la CITES.